Nació el 15 de febrero de 1811, en
San Juan. En 1827, inició su carrera militar, como alférez de milicia, en su
ciudad natal. Durante la Guerra Civil argentina (1828-1831), que enfrentó
a los unitarios y a los federales de las Provincias Unidas del Río de la
Plata, su padre (también soldado) y él se unieron a las fuerzas unitarias.
En 1831, tuvo que huir a Chile, pues no estaba de acuerdo con el autoritario
gobierno de Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires. Allí se ganó la vida
trabajando en una mina y como profesor. Regresó a San Juan en 1836, dedicándose
a la enseñanza, pero en 1840 tuvo que refugiarse de nuevo en Chile (siempre por
su oposición a Rosas). Allí, en la ciudad de Santiago, empezó a trabajar como
periodista en El Mercurio y como educador. En 1842, estableció un
periódico, El Progreso, desde donde inició la lucha periodística
contra el régimen rosista; también fundó y dirigió la Escuela Nacional de
Preceptores (es decir, el centro en el que se formarían los profesores
chilenos).
En 1845, los lectores de El
Progreso pudieron empezar a leer en sus páginas una obra escrita por
Sarmiento. Se titulaba Facundo, civilización y barbarie, que sigue
siendo un clásico de la literatura argentina e hispanoamericana. Ese mismo año,
inició numerosos viajes a Europa, África y Norteamérica, pues el gobierno de
Chile le había encargado estudiar los sistemas educativos que había en
aquellas regiones.
SARMIENTO EN ARGENTINA
Tras regresar a Argentina, en 1851,
se unió al gobernador de la provincia de Entre Ríos, Justo José de
Urquiza, para intentar poner fin al gobierno de Rosas y al poder de Buenos
Aires, y avanzar en el proyecto de una Constitución Nacional. Sarmiento luchó,
en febrero de 1852, en la batalla de Caseros, que provocó la caída del
dictador Rosas. En 1855, se instaló en Buenos Aires. Allí fue redactor jefe del
periódico El Nacional y profesor de Derecho en la universidad.
Comenzó entonces su carrera
política: fue gobernador de la provincia de San Juan (entre 1862 y 1864) y
embajador argentino en Estados Unidos. Durante su administración como
gobernador, decretó la ley de enseñanza primaria obligatoria.
Hasta que, por fin, en 1868, fue
elegido presidente de Argentina (en aquellas elecciones derrotó a Bartolomé
Mitre, que había sido presidente hasta entonces). Muchos historiadores creen
que, durante el gobierno de Sarmiento, comenzó a construirse la Argentina
contemporánea. Como presidente, sentó las bases para un futuro progreso en la
educación, estimuló el crecimiento del comercio y de la agricultura, e impulsó
los transportes rápidos y las comunicaciones. En 1874, cuando acabó su mandato,
pasó a ser presidente Nicolás Avellaneda.
En 1875, Sarmiento fue elegido
senador por la provincia de San Juan. También fue nombrado director general de
Escuelas de la provincia de Buenos Aires. En 1879, fue, durante un breve
periodo, ministro del Interior en el gobierno de Avellaneda. Por último, en
1881, ejerció el cargo de superintendente general de Escuelas del Consejo
Nacional de Educación.
A partir de 1879, se dedicó, sobre
todo, al periodismo y a escribir. Dos de sus últimos libros fueron Conflictos
y armonías de las razas en América (1883) y La vida de Dominguito
(1886). Sarmiento murió el 11 de septiembre de 1888, en la ciudad paraguaya de
Asunción, adonde había ido para preparar un proyecto educativo.